Entrevistamos a algunos emprendedores que participaron de sus dos ediciones y nos contaron cómo los ayudó a consolidar sus proyectos.
Faldas para hombres, juegos para que los niños aprendan pensamiento computacional y lámparas de fabricación aditiva ecoamigables fueron algunos de los emprendimientos innovadores que pasaron por el Tanque de Ideas y se llevaron algo más que una palmada en el hombro. Como dicen sus protagonistas, participar del espacio impulsado por la Red de Empresarios para el Desarrollo (RED) y el CIDEM fue clave para que sus proyectos escalaran a otro nivel.
Ricardo Pereyra, de Wallace, comentó que al principio no sabían con lo que se iban a encontrar y que haber sido parte del evento “fue como conectar una computadora a Internet por primera vez”. De lo que habla este joven del Partido de Tres de Febrero y militante de la ropa sin género es del “networking”, la red de contactos que se les abrió y que, según él, es fundamental para la continuidad de todo emprendimiento.
“Cualquier persona que quiere emprender tiene una idea, una visión, pero siempre le van a faltar los fondos, el conocimiento, personas que acompañen y la comunidad que se vaya generando alrededor”, asegura.
Sin embargo, después de haber mostrado junto a sus socios Rodrigo Sosa y Gonzalo Cardarelli sus faldas para hombres en la primera edición del Tanque de Ideas, algo cambió.
“Ponernos en contacto y ver otros proyectos que por ahí eran muy distintos fue revelador porque eran personas que a su manera estaban intentando lo mismo que nosotros. También hablar con los empresarios que estuvieron. Cada palabra, cada comentario que nos hacían tenían un valor enorme. Y lo más destacable es que no tuvimos que pagar ninguna asesoría, nos abrieron la cabeza desde lo colaborativo, desde la buena onda”, recuerda sobre esa jornada.
A partir de ahí, Wallace se conectó con una PyME interesada en su propuesta y comenzaron a trabajar en conjunto. “Al contactar con ellos, lo primero que hicimos fue revisar todo el recorrido que habíamos hecho. Nuestro proyecto pasaba automáticamente a una categoría mayor por la inversión que estaban dispuestos a hacer y el plan de negocios y la estrategia de marketing que nos propusieron”, resalta.
Así, Ricardo cuenta que la relación se fue afianzando y que hoy toda la parte de e-commerce, stock y despachos se maneja desde esta empresa. “Eso nos alivió bastante porque nos da el tiempo para seguir desarrollando la marca y los productos. Nos permitió tener una estructura que Wallace hubiera tardado años en lograr. Todavía seguiríamos en mi casa con las cajas y llevando las cosas cuando podemos. Ahora estamos pensando en cómo expandirnos y con varias líneas de trabajo al mismo tiempo”, apunta.
Con el crecimiento de la marca se fue sumando público y no pocas polémicas. “El hecho de usar una falda te cambia como vos te relacionas y te percibís socialmente porque estás dando un mensaje. Además es una prenda muy cómoda que los varones no usan por condicionamientos absurdos. Es una experiencia en sí misma. Como marca de indumentaria, lo que buscamos es romper con los estereotipos y acompañar los cambios que se vienen dando en la sociedad”, señala Ricardo.
El referente de Wallace confiesa que recientemente apareció en sus redes un grupo de trolls que vuelcan comentarios homofóbicos. “Pero algo que nos sorprendió y que nos encanta es que hay muchos usuarios o clientes que les responden espontáneamente. Así como se creó un grupo de haters, ¡se está creando una auténtica comunidad de Wallace lovers!”, exclama entre risas.
Por su parte, Juan Ulises Dusau, de Pedagogía Digital, coincide con Pereyra en que lo más valioso del Tanque de Ideas son las vinculaciones que se producen.
En su caso, presentaron con su socio Juan Giustino un juego destinado a niños y niñas a partir de los 5 años para que aprendan los fundamentos de la programación y del pensamiento computacional, un tema que desde 2018 se estableció como contenido obligatorio en las escuelas públicas de Argentina.
Bajo la marca “Programación Desconectada”, crearon este juego llamado “Descifrando construcciones”, cuya originalidad reside en que está hecho con un tablero, tarjetas, hojas, crayones y bloques de madera de distintas formas y colores sin que medie ninguna pantalla.
“Vimos que había una barrera que ponían los docentes para trabajar el pensamiento computacional con los dispositivos electrónicos. Y entendimos que trabajar en forma desconectada con elementos lúdicos podía romper esa barrera”, aclara Dusau sobre su desarrollo.
El juego, explica este ingeniero electricista y profesor de la Universidad Tecnológica Nacional, consiste en poder interpretar el lenguaje de programación que cada tarjeta contiene en uno de sus lados, el cual va a definir la geometría del bloque, el color, la rotación y la posición en el tablero. “Cuando el niño o la niña terminan de recorrer los códigos en la tarjeta, lo que aparece en el tablero físicamente es una construcción. Luego lo que hacen es dar vuelta la tarjeta que utilizaron, donde del otro lado aparece la imagen de la construcción y así pueden evaluar si interpretaron correctamente los códigos”, ilustra, agregando que el juego admite otras variantes.
Como refiere, lo presentaron por primera vez al público en el Tanque de Ideas con excelentes repercusiones. El Secretario de Producción de la Municipalidad de Tres de Febrero, Gustavo Rodríguez, quedó entusiasmado con su creación y los invitó a participar del Programa Open Future de Telefónica, además de contactarlos con su par de Educación para evaluar la implementación de “Descifrando construcciones” en las escuelas del Partido.
El empresario Nicolás Cañete también los vinculó con una escuela de CABA, donde mostraron el juego y realizaron algunas capacitaciones. “La verdad fue una experiencia muy buena, nos generó una seguridad muy grande sobre nuestro producto porque lo estábamos validando con los especialistas, con los propios docentes”, indica.
Otros consultores y empresarios que conocieron en el Tanque de Ideas les aportaron información valiosa sobre potenciales nichos de mercado para su producto, las estrategias de comunicación en redes para darlo a conocer e incluso los ayudaron con un test de venta en Mercado Libre.
“Nuestro objetivo es que los chicos y chicas puedan ingresar al pensamiento computacional de forma más natural. El pensamiento computacional es pensar como piensan las computadoras, pero solamente para tener una habilidad, una estrategia o un recurso más para resolver problemas. Como esas habilidades vienen de cómo trabajan las computadoras, eso también los invita a involucrarse más con los conocimientos que tienen que ver con lo digital”, cierra Dusau.
Justamente en el terreno de lo digital se mueve otro de los emprendedores que participó de la segunda edición del Tanque de Ideas, Emilio Borgarini, que con su iniciativa Gauchito 3D dedicada a la fabricación aditiva, se acercó buscando generar alianzas para el desarrollo de nuevos productos.
Emilio, que es diseñador industrial, comparte el emprendimiento con su hermano Bruno y cuenta que todo empezó en la pandemia, cuando el trabajo escaseaba. “Tenía dos impresoras 3D en mi casa, había desarrollado algunos archivos, un molde para macetas de cemento, porta celulares y llaveros, y subí todo a Mercado Libre. Lo único que se vendió fue el molde para macetas que había hecho especialmente para una clienta, así que saqué otros diseños y empezamos a vender cada vez más, creamos la marca, incorporamos más máquinas. También desarrollamos otras macetitas con forma de persona, las Robert Plants”, dice.
Pero tanto Emilio como Bruno tenían la necesidad de diversificar su oferta y traían entre manos un proyecto a desarrollar sobre una línea de lámparas. Así fue que dieron, en el contexto del espacio organizado por la RED y el CIDEM, con un distribuidor de productos de iluminación.
“Llegamos a un acuerdo interesante porque ellos tenían algunos componentes en los que nosotros no teníamos un buen costo, como por ejemplo los portalámparas y cables. Nos entregaron los insumos, desarrollamos las lámparas y hace poquito las pusimos en Internet. Dijimos vamos a hacerlo para ya testearlo en el mercado de una manera rápida y económica”, relata.
El diseñador industrial acota que la distribución de las lámparas las hace su cliente, que están hechas con un material biodegradable y que tienen una muy buena versatilidad. “A partir de la impresión 3D nosotros podemos diseñar una pieza, probarla, ver si funciona o no en el mercado y modificarla. Son productos muy flexibles a la demanda”, resalta.
Con su nuevo socio estratégico, Gauchito 3D tiene otros planes importantes a futuro. “Queremos armar una plataforma web donde el cliente pueda personalizar el producto dentro de una serie de variables como tamaño, forma, colores y texturas. Siempre en un marco de opciones, el cliente va diseñando la lámpara que busca y eso se transforma en un código que nos llega a nosotros para fabricarla exactamente como quiere”, adelanta Emilio.
El Tanque de Ideas es un espacio pensado para emprendedores y empresarios que apunta a generar relaciones de colaboración entre unos y otros. La actividad es gratuita y busca potenciar proyectos innovadores que están en una etapa inicial. Si querés participar de su tercera edición, inscribite en este formulario.
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