Los emprendimientos resaltaron por su enfoque amigable con el medio ambiente en rubros tan diversos como arquitectura, diseño de indumentaria y gastronomía.
Durante la tercera edición del Tanque de Ideas, el espacio concebido para que emprendedores y empresarios puedan encontrarse y generar relaciones de colaboración, la mayoría de los proyectos que se presentaron estuvieron atravesados por una misma inquietud: cómo contribuir al cuidado del medio ambiente y de las personas.
En su más reciente entrega, el evento organizado por la Red de Empresarios para el Desarrollo (RED) y el CIDEM albergó iniciativas vinculadas a la bioarquitectura, biocueros, cápsulas de café sustentables y sensores para medir el ruido ambiental, entre otras.
El grupo transdisciplinario BioDi (Biodiseño) dio a conocer un innovador proyecto arquitectónico para las casas de las islas del Río Paraná. Como explicó la arquitecta Ailin Mullen, lo que buscan es sustituir materiales constructivos contaminantes y nocivos para la salud por el micelio de hongos. “Nuestra voluntad es reemplazar los productos derivados del petróleo como el Telgopor y otros como la lana de vidrio, que al entrar en contacto con las personas pueden provocar complicaciones muy serias en los pulmones. Hoy nos estamos enfocando en producir el micelio en formato de placas para aplicar en las viviendas. Es un material ignífugo, aislante térmico y acondicionador acústico, lo cual lo hace de un valor social muy alto y competitivo en el mercado. En las islas las casas se calefaccionan con salamandras, hogares a leña y muchas veces se prenden fuego porque están hechas de madera”, resumió.
Además, aclaró que para producir este biomaterial usan desechos de otras industrias. “Esto está inserto en la economía circular, hacemos de los residuos nuestros recursos”.
En sintonía con Mullen, su compañero Agustín “Tato” Cristóbal, diseñador industrial, remarcó que la crisis ecológica actual guarda una estrecha relación con el sistema de producción lineal, y que uno de los propósitos que tiene su propuesta es demostrar que es posible superar ese paradigma.
A su vez, el biólogo Francisco Romei relató en qué punto se encuentra el proyecto y cuáles son las metas que persiguen en el mediano plazo. “Lo que tenemos hoy son prototipos de placas para los que hicimos varios estudios de sustratos y de mejoramiento del material, análisis mecánicos y de acustización, donde colaboraron los compañeros ingenieros de sonido de la UNTREF. Lo que necesitamos es infraestructura para poder producir más, concretamente una cámara de incubación, un sistema de pasteurización y uno de secado”, refirió.
Otro emprendimiento centrado en los biomateriales fue el de la diseñadora industrial Silvina Tabaroni, pero en su caso se trata de un desarrollo textil derivado de un cultivo de té azucarado conocido como scoby.
“Al cabo de 20 días este cultivo de levaduras y bacterias forma este material que se saca del medio líquido y se lo deja secar. Mi trabajo consistió en aplicar diferentes técnicas textiles. Me pregunté si lo podía pensar como algo de características similares al cuero, si se podía coser, teñir o estampar, y logré varias cosas. Mi idea es tratar de llevar a una escala industrial o semi industrial este material que es muchísimo más amigable con el medio ambiente y tiene un proceso de producción bastante más rápido si se lo compara con una chapa de cuero de una vaca”, describió.
Tabaroni contó que las pruebas que viene realizando con este biomaterial dan cuenta de que tiene una degradación casi nula, aunque aseguró que le falta conocer otros aspectos. “Quisiera saber qué otras cosas pasan dentro de este frasco. Acá hay modificaciones del PH, pero yo no tengo formación en biología o química como para hacer una manipulación con el fin que estoy buscando: que se desarrolle más rápido”, agregó.
También con eje en la reducción de la contaminación, los ingenieros de sonido de la UNTREF Esteban Lombera y Matías Caccia mostraron el proyecto SARU, un sensor urbano de ruido ambiental que funciona mediante paneles solares e Internet de las Cosas.
“El ruido es hoy el segundo contaminante más importante en las grandes ciudades y genera muchas enfermedades psicofísicas y cardiovasculares. Este es un sensor que busca convertir a las ciudades en smart cities, ciudades inteligentes, porque registra diferentes niveles de ruido constantemente en tiempo real y la información está abierta a cualquier ciudadano”, señaló Lombera.
Sobre sus objetivos, dijo que buscan la transferencia de conocimiento a la industria o los entes gubernamentales que se ocupan de regular estos temas. “Este sensor se puede usar en lugares cerrados, recintos, fábricas. La Ley de Higiene y Seguridad en el Trabajo exige a las industrias tener cierto nivel de ruido para sus empleados, pero es una tecnología que también sirve para medir en el exterior el ruido aledaño, que es cuando la industria ejerce ruido y el vecino se queja. De hecho, en Tres de Febrero la principal causa de denuncia vecinal es por ruido”, agregó.
Por su parte, Matías Caccia adelantó que quieren llevar el proyecto a otro nivel, apostando a que se puedan recabar datos de temperatura, presión y otros contaminantes para subsanar cualquier problema que pueda surgir en el medio urbano, como por ejemplo un derrame.
Asimismo, la gastronomía en clave de consumo responsable se hizo presente de la mano de Cápsulas Wonka, un emprendimiento familiar de Ianina Davico y su hijo Enzo Echegaray.
"Nuestras cápsulas están cubiertas con una fina capa de chocolate y adentro tienen café soluble. Lo único que necesitamos es una taza con agua o leche caliente, colocamos la cápsula y ya tenemos nuestro café artesanal listo", comentó Ianina mientras hacía una demostración ante el público.
Según expuso, trabajan con otras variedades como cappuccino, café con leche, con crema, con Baileys, con cognac y rum, todas ellas con dos beneficios fundamentales. "El primero es que estas cápsulas son sustentables, no como otras que sí generan residuos. Y el segundo es la transportabilidad, porque uno puede consumir un café de buena calidad en el lugar que quiera sin la necesidad de que haya una máquina".
Enzo sumó que están en un momento para dar un salto en la producción porque a veces no llegan a cubrir los volúmenes que les piden sus clientes y que a su vez quieren ampliar los puntos de venta. "Hoy hacemos todo manualmente y llegamos a sacar 10 mil unidades en 10 días. Si pudiésemos incorporar las máquinas pertinentes podríamos hacer 100 mil en el mismo tiempo", precisó.
Del encuentro también participó su colega Yadia Saade, que tiene un emprendimiento de viandas saludables en la zona de Santos Lugares y que, al igual que Cápsulas Wonka, apunta a crecer en capacidad productiva.
Sin duda, el respeto por nuestro entorno y el mejoramiento de la calidad de vida son algunas de las preocupaciones centrales que tienen los emprendedores actualmente; lugares como el Tanque de Ideas son un ámbito propicio para darles un nuevo impulso a sus iniciativas. Si sos emprendedor, tenés un proyecto original y querés participar de la próxima edición, contactate a cidem@untref.edu.ar.
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