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Juguetes inclusivos, una tendencia impulsada por mujeres emprendedoras

Actualizado: 11 oct 2022

En nuestro país, los diseños que celebran las infancias diversas crecen y buscan su lugar en el mercado, en las familias y las instituciones para poder contribuir al cambio cultural. Nos cuentan sus experiencias las emprendedoras Gabi Cavallone y Stefanía Saladino.



Los juguetes inclusivos son una tendencia que viene creciendo en Argentina y gran parte de ese esfuerzo lo vienen haciendo mujeres emprendedoras de distintos puntos del país. Es el caso de Gabi Cavallone, responsable de Vasalisa Juguetes por la Diversidad, y de Stefanía Saladino, a cargo de Pictó Juguetes Inclusivos. Ambas accedieron a una entrevista con el CIDEM y nos contaron lo que hay detrás de sus iniciativas.


En videoconferencia desde Córdoba Capital, Cavallone cuenta que lo que la impulsó a crear su emprendimiento fue un contacto cercano con la discapacidad. Vasalisa cobra fuerza e identidad en el 2014 con la llegada de Emilia, la hija de una amiga suya que nació con Síndrome de Down. A partir de ese momento, Gabi advirtió la exclusión y los estereotipos que dominaban el mundo del juguete.


“Lo que hace definitivamente más difícil transitar las situaciones de discapacidad, que genera muchas renuncias de los integrantes de la familia en pos de esa persona, es que la sociedad no está preparada, no está dispuesta a pensar en que son necesarias las urbanizaciones, las adaptaciones concretas y funcionales en el campo de la educación, en la cultura, en las estéticas. Estamos en una sociedad capacitista y eso es un esfuerzo para la persona con discapacidad y para todas las personas de su entorno”, apunta.


Además de su foco puesto en la discapacidad, Vasalisa se posiciona como promotora de la diversidad cultural y de género. “Nuestro objetivo es dar protagonismo a las infancias que fueron olvidadas a la hora de diseñar, producir y ofrecer juguetes”, asegura.


En ese sentido, la emprendedora cordobesa aclara que forman parte del movimiento global “Toy like me”, creado en 2015 por la escritora y periodista de la BBC de Londres Rebecca Atkinson, quien junto a otros padres lanzaron un llamado a la industria del juguete para que comenzaran a representar positivamente a las infancias dejadas de lado y así terminar con la marginación cultural. Ellos lograron que, en 2016, Lego presentara su primera minifigura en silla de ruedas en la Feria del Juguete de Nuremberg, Otras grandes marcas como Playmobil, Tinkerbell y Barbie también se sensibilizaron.



La iniciativa de Gabi, en la que colaboran otras 9 personas, está centrada en la histórica “muñeca de trapo”, resignificada a partir de los cambios de paradigmas. “Trabajamos el textil por su riqueza, su valor histórico asociado a lo femenino, a la posibilidad de independencia económica de las mujeres en un mundo patriarcal, al ejercicio colectivo de mantener vivas tradiciones y luchas”, explica sobre la elección de esos materiales.

Como informa, Vasalisa ofrece 15 personajes inspirados en infancias reales que vienen con un pequeño libro-objeto en el que se detalla su nombre, su historia y su DNI. Están pensados para acompañar la primera infancia, al comienzo como un juguete de apego y luego en el juego dramático, donde cobran mucha importancia en cuanto a la representatividad y la identificación. Entre ellos se destacan “Valentín”, muñeco con silla de ruedas; “Emilia” y “Santi”, muñecos con Síndrome de Down; y “Kimana”, “Melina” y “Mati”, que representan a las infancias transgénero.




Los diseños de Vasalisa están pensados para todos y todas, bajo la idea de aportar al cambio cultural. “El momento de la infancia es un momento de mucha permeabilidad y sin prejuicios. Por otra parte, son los adultos quienes deciden qué tipo de juguete formarán parte del universo lúdico del niño o niña. El padre que decide comprar un muñeco en silla de ruedas, más allá de tener o no esa situación de discapacidad cerca, hace una reflexión. Regalar muñecos como los nuestros abre un espacio de diálogo”, señala.

Cavallone remarca que comercializan sus productos a través de su tienda online y al por mayor en jugueterías didácticas de todo el país, pero también trabajan con diferentes instituciones. Las creaciones de Vasalisa forman parte de las tiendas de algunos de los principales clubes de fútbol de Córdoba y Buenos Aires, transmitiendo con la pasión de sus respectivas camisetas un mensaje de amistad y convivencia. Talleres, Belgrano, Instituto y Racing de Avellaneda son sus principales clientes. Desde 2017, trabajan con el Hospital de Niños de Córdoba ofreciendo talleres y diseñando personajes específicos que permiten transitar de manera lúdica los tratamientos de los pacientes. También tienen presencia en algunas escuelas, en las que las versiones sexuadas de todos los personajes son una herramienta valiosa para abordar la ESI en el Nivel Inicial y el Primer Ciclo.


Por su parte, en comunicación telefónica desde Ciudad Rivadavia, Provincia de San Juan, Stefanía Saladino detalla que Pictó Juguetes Inclusivos es un emprendimiento familiar orientado a los materiales didácticos para niños y niñas con Trastorno del Espectro Autista (TEA). La iniciativa, que comparte con su madre Gabriela y su hermana Romina, estuvo atravesada también por un factor personal. Stefanía tiene un sobrino diagnosticado con Asperger de alto rendimiento, Joaquín.




“La mayoría de los emprendedores o emprendedoras que hacen este tipo de juguetes parten de una necesidad. Nosotras arrancamos hace ya 6 años, enfocándonos en Joaquín y en la búsqueda de herramientas como familia. Recién después salimos a ofrecer lo que teníamos”, comparte.


Con el correr del tiempo, Saladino y su familia se fueron formando en el tema y rodeándose de colaboradores, llegando a idear diferentes líneas. “Nuestro mayor objetivo está puesto en el área de comunicación de los chicos con TEA, en los pictogramas y las imágenes comunicativas. También tenemos una serie de propuestas para trabajar la disrupción sensorial. Lo que más nos piden es nuestra pizarra comunicativa y las cajas sensoriales con distintos tipos de texturas”, aclara.


Stefanía apunta que constantemente están incorporando nuevos materiales que nacen del intercambio con los padres y los profesionales que atienden estas problemáticas. De esas interacciones salieron otros desarrollos como los grips (adaptadores de lápices) y las mantas y muñecos de peso que ayudan a la concentración.

“Por suerte nuestros juguetes tienen muy buena recepción. Somos unas agradecidas con las familias y las profesionales que nos acompañan. Escuchamos todo lo que nos sugieren”, sostiene.


Pictó se fue consolidando y hoy tiene showrooms en San Juan, Neuquén y Córdoba, donde trabajan con varias escuelas y centros de salud. “Articulamos con algunas escuelas de educación especial y también con escuelas públicas que hoy abordan muy bien la inclusión, tanto en San Juan como en Neuquén. Les brindamos nuestros productos y capacitaciones para los papás, que para nosotros es el público más atractivo porque cada uno tiene una necesidad diferente. Es con ellos que vamos creciendo y buscando nuevas alternativas”, describe.




Sobre la situación del autismo en nuestro país, Saladino refiere que actualmente hay una mayor visibilización. “Hay una detección cada vez más temprana y eso habla de la concientización que hay en la sociedad. Los padres también están más atentos. Te diría que todas las personas con las que hablás conocen de algún caso. Hasta hace unos años, muy pocos sabían de qué se trataba”, evalúa.


Al igual que su colega Gabi, Stefanía subraya que lo que hace Pictó es para todo el mundo. “Nuestra postura es que nosotros hacemos juguetes para chicos con y sin discapacidad. Todos tenemos una discapacidad en algo y no necesitás ni el CUD (Certificado Único de Discapacidad) ni un médico que te lo diga. Hay papás que me dicen que a sus hijos les cuesta agarrar los lápices. Después de la pandemia, con dos años de clases virtuales, prácticamente todos los chicos necesitaban un grip para volver a escribir. Nosotras siempre apuntamos a eso, a dejar de ver la discapacidad como algo que está allá lejos, que es un problema de otro, esta idea de que es él el que necesita el adaptador y no yo. No, cualquier niño puede usarlo, es más si se lo das seguramente le vas a mejorar su calidad de vida”, concluye.


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